- Reconocimiento a Enrique Sánchez por su dedicación a La Voz de Alcalá
- ALPA nombra a Enrique Sánchez Díaz «Socio de Honor»
Enrique Sánchez Díaz ha fallecido este martes a los 82 años de edad, tras agravarse los problemas de salud que padecía en los últimos meses. Fue el director más longevo de La Voz de Alcalá, ocupando el cargo durante un cuarto de siglo, desde 1996 hasta 2021. Nació en Alcalá en el verano del 42, «como la película», bromeaba. En concreto, el 5 de agosto, el día de las Nieves. Estaba casado con Concha Rosa, tenía dos hijos, Manuel y Enrique.
Trabajó como celador hasta su jubilación y, en paralelo, desarrolló una carrera como fotógrafo y periodista local, sus verdaderas vocaciones. Participó en la fundación de El Alcalá (1991), una publicación que se editó hasta 1995, cuando cambió de nombre y pasó a denominarse La Voz de Alcalá. En el periódico, Enrique hizo de todo, desde las fotografías y los reportajes hasta llevar los textos en un disquete a la imprenta y repartir los ejemplares por los quioscos. Nunca cobró: «Diría que me ha costado el dinero, porque el tiempo es dinero y le he dedicado mucho tiempo», reconocía.
En el año 2000 asumió la dirección de esta cabecera hasta noviembre de 2021 y dejó el cargo tras la celebración del treinta aniversario del periódico. Fue para él una «misión cumplida», como anunció en una carta de despedida. «He vivido momentos de interés y de intensidad, de errores y aciertos, pero siempre con la intención de informar con honestidad», dijo. No obstante, continuó escribiendo hasta sus últimos días La Calle, su columna en la contraportada del periódico.
La Asociación Libre de Prensa Alcalareña, editora el periódico, reconoció la labor de Enrique Sánchez, director de La Voz de Alcalá, por tu trayectoria y sus más de 20 años al frente de la dirección. El reconocimiento se enmarcó dentro de la celebración del 30 aniversario del periódico y durante la presentación de la revista Tres décadas contando Alcalá. En 2022, también fue nombrado socio de honor.
Como director del periódico, se caracterizó por sus fuertes convicciones y por su compromiso con la información y con la ciudadanía. Se convirtió en una especie de defensor del pueblo. «Mucha gente venía a verme para denunciar una tropelía. Tal y como salían del ayuntamiento, por proximidad, se acercaban al periódico. Yo me preocupaba de comprobar todo lo que me decían». Conoció bien el coste ético y personal de mantenerse firme en sus convicciones en esa labor de mediación y denuncia, y sufrió el desprecio del gobierno, que le negó el pan y la sal. También procuró respetar el ideario fundacional del periódico y preservar la identidad alcalareña y la defensa del patrimonio.
Fotógrafo de Alcalá
Como fotógrafo, había sido corresponsal desde Alcalá para la agencia EFE, ABC de Sevilla, El Correo de Andalucía y la revista Triunfo, cubriendo numerosos acontecimientos sociales, culturales, políticos y deportivos de la ciudad. En una entrevista publicada por Historia Crítica del Periodismo Andaluz (HICPAN) afirmaba que «la afición» a la fotografía la tenía desde pequeño. «No podía tener una cámara y logré que me prestaran una. Compraba el carrete y hacía fotografías, hasta que conseguí ahorrar y me compré una de segunda mano».
Destacó como fotógrafo de flamenco, retratando a las grandes figuras en peñas y festivales de toda la provincia.
Especializado en flamenco, expuso en Fuente de Cantos, Jerez de la Frontera, La Puebla de Cazalla y Córdoba, en la Diputación de Sevilla y en el Centro de Arte Contemporáneo de Sevilla. Nunca expuso en Alcalá, a pesar del rico archivo fotográfico que atesora como testimonio de más de seis décadas de la ciudad. Fue reconocido por EFE por una fotografía que dio la vuelta al mundo y es Medalla de Caballero de la Orden Jonda de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera.
Además, se interesó durante toda su vida por rescatar imágenes antiguas e inéditas de Alcalá, buceando por todos los archivos fotográficos a su alcance. Muchas de ellas han sido publicadas en las famosas postales del periódico y en el libro Alcalá en Imágenes.
Concejal desde 1987 a 1991
Enrique Sánchez también participó en política. Se presentó como candidato de Izquierda Unida-Convocatoria por Andalucía en 1987 y fue portavoz del grupo municipal hasta el final del mandato en 1991. Su obsesión fue conocer en qué se gastaba el dinero público. «Era fundamental para mí», reconocía. Esta característica marcó también su trayectoria periodística.
En su etapa de militancia política participó activamente en la creación de Alternativa, la revista del partido. Era un boletín para los militantes con escasa difusión. Sin embargo, le sirvió como experiencia para fundar en 1991, junto a un grupo de amigos, El Alcalá. Durante el mandato, Sánchez destacó por la vigilancia a los representantes políticos, especialmente al alcalde Hermosín. «Dio la orden de que no se me informara, de que no se me pasara ningún papel».
Con el paso del tiempo, Enrique se desencantó de la política y se convirtió en militante de la abstención. Sin embargo, mantuvo siempre la ilusión por el proyecto periodístico. La llegada de jóvenes periodistas en 2017 le estimuló para continuar unos años más. «Me animan mucho y me dan vida», decía.
El pasado mes de septiembre fue propuesto como una de las personas reconocidas por el Día de Alcalá, aunque finalmente rechazó el gesto. Sostuvo que era tarde para «un reconocimiento» cuando a lo largo de su trayectoria «sufrió la indiferencia, cuando no el desprecio» de los gobiernos.