La concentración de personas en el centro de Alcalá durante la pasada Nochebuena dejó imágenes de las calles convertidas en ríos de orines. La gran afluencia a los bares de copas y a la fiesta organizada por el Ayuntamiento provocó que los aseos públicos instalados fueran insuficientes. Esto, unido a la falta de civismo, originó que rincones como las escalinatas de la calle Mario Méndez Bejarano, junto al Teatro Gutiérrez de Alba, se convirtieran en el escondite para miccionar en la calle.
Usuarios de los urinarios han trasladado a este periódico que las colas de espera superaban la media hora en algunos momentos. Esto supuso que un gran número de asistentes utilizasen zonas de reducida visibilidad y poco transitadas de la vía pública para orinar.
Esto no solo daña la imagen de lugares emblemáticos de la ciudad, sino que además supone un problema de salubridad pública, debido a las bacterias que se concentran y al olor que desprende.
La delegada de Fiestas Mayores, Rocío Bastida, ha hecho balance y asegura que «se está desarrollando de forma multitudinaria y ordenada, sin incidentes a destacar, tanto por los barrios, como por el centro de la ciudad, una zona revitalizada y llena de vida que se está consolidando como escenario de ocio y participación para toda la ciudadanía».
Y el 30 de diciembre, la Fiesta Precampanadas desde las 18:00 horas en El Duque, tras la «gran acogida» del pasado año, según la delegada municipal de Juventud y Comercio, Paula Fuster. El problema de las personas orinando en la vía pública no es nuevo. Ya el pasado año, con motivo de las fiestas organizadas por el Ayuntamiento, se pudieron ver escenas similares. Este año Aira Gestión Ambiental ha reforzado el servicio con 25 operarios para dar mejor respuesta.