Durante el sorteo de la lotería de Navidad se puso de moda buscar boletos manchados de barro, el barro de la trágica Dana. Parece que la suerte contrae deudas con las víctimas y la sabiduría popular se arrima fervorosamente a esas creencias. Bajo ese gesto ingenuo late un sentido profundo, casi religioso, de la Justicia divina, como si la naturaleza tuviera la obligación de compensar las desgracias y resarcir a los damnificados. Todos los años ocurre algo parecido, con el volcán de El Hierro, con los atentados de Atocha, o con cualquier desdicha.

CONTENIDO EXCLUSIVO

Hazte socio. Si ya lo eres y aún no tienes claves pídelas a [email protected]

Si ya eres socio inicia sesión