Nacho Gil (1969) comenzó a coquetear con la música siendo muy niño. En los Salesianos había profesores que inculcaron inquietudes artísticas a sus alumnos, como Bernabé Sánchez. En el Instituto Cristóbal de Monroy, de la mano de Carmen Troncoso, y «casi sin querer», se convirtió en músico participando en el grupo de teatro y en los inicios de Titirimundi. Entonces no imaginaba que tendría por delante una fecunda carrera. Entró por libre en el conservatorio tras prepararse con José Manuel Bernal. «Era muy joven, muy radical y me frustré. No pensaba que aquella institución me fuera a ayudar», relata.
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