Cuando faltaba solo un mes para la Nochebuena, ya estábamos nerviosas mi hermana y yo y deseosas de que llegara el ansiado día. Los días que antecedían a la Navidad eran verdaderamente alucinantes. En frente de mi casa había un inmenso chalé en el que habitaba una magnífica familia compuesta por matrimonio y siete hijos. Estos los había de todas las edades. Los dos pequeños y yo éramos íntimos amigos, por lo que no nos separábamos nunca y siempre estaba con ellos en su casa.
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