En el trayecto de Alcalá a Sevilla, los dos que iban sentados delante de mí en el autobús de Casal, se enzarzaron en el tema de la autoayuda, porque uno la consideraba una moda pasajera de la sociedad de consumo, con más interés por el beneficio económico que genera, que por el bien que proporciona. El otro, sin negar la mayor, quería dejar claro que por encima de la charlatanería, el engaño, la manipulación o el fraude, a los que suele ir asociada, el individuo siente la necesidad de fortalecer su autoestima frente a las agresiones externas e internas a las que tiene que hacer frente a diario para mantenerse en pie.
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