Las instituciones de Solón, que a mi entender constituyen el punto de partida de una sana evolución hasta la democracia, no satisficieron a nadie. Los odios y la discordia renacieron, acentuados, en las tres regiones del Ática: el llano, agrícola, rico, en manos de grandes terratenientes; la paralia, costera, próspera por su industria y comercio, y la diacria, montañosa, pobre, poblada por pastores cuyo caudillo era Pisístrato, el más simpático y astuto de los líderes.

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Colaborar de La Voz de Alcalá desde los inicios del periódico. Catedrático de Instituto de Lengua Griega e Historiador de la Antigüedad.