«Mi hija se entera de que decimos “pobrecita, se ha muerto con diecinueve años” y me tira de los pelos» dice Trinidad Ordóñez. A pesar de estar compartiendo una historia dolorosa y personal, sus palabras apuntan hacia el futuro y la esperanza. «Todo lo que se escriba del cáncer, todo lo que se haga, que no sea para decir “pobrecita”», explica.
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