El Pleno municipal de abril comenzó con un minuto de silencio en recuerdo al Papa Francisco tras su reciente fallecimiento. La sesión se celebró con una calma tensa. Con las escopetas cargadas y con el Reglamento Orgánico Municipal (ROM) sobre la mesa como parapeto del gobierno contra los ataques de la oposición. El pleno se esperaba mucho más agitado después del circo que se montó en marzo y, sobre todo, por el «encontrozano» que tuvieron el concejal no adscrito Manuel Araújo y el teniente de alcaldesa Jesús Mora en las comisiones informativas del pleno. El gobierno, que debate poco con la oposición como estrategia o como alivio frente al desgaste emocional más que político que le generan los concejales más incisivos, llevó al extremo este planteamiento. Apenas intervino. Solo lo hizo para defender sus propuestas y poco más, ignorando casi todas las mociones políticas.
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