¡Ah! ¡Ese año! ¡Cuánta ilusión nos insufló a todos los españoles! Aires nuevos en una España de vieja historia, a veces tormentosa. Por fin la Democracia llegaba a España. Días aquellos de miel que libábamos, cual lozana flor, de la diosa nacida en el país heleno. Y así fue que dijimos adiós a la vieja España y abrazábamos a la chiquilla recién nacida. Cuando la niña ha cumplido la estable edad de los cuarenta, la miel y las rosas han tornado en acíbar.
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