Pocas personas en la actualidad podrán presumir de haber nacido en la calle Orellana, que se llamó también Sevilla, y conozcan su fisonomía: viviendas, comercios, edificios y residentes. Comprendía desde el final de la calle Herrero hasta el cruce con Duquesa de Talavera (Arroyo Cagancho).
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