Acertar con la posible función que se le asignaría a la Villa San José fue, durante tiempo, algo tan complicado como hacer pleno al quince en una quiniela. Cada mes, tal y como recogía La Voz de Alcalá, se pensaba en una utilidad diferente para el vetusto y abandonado edificio de la Cuesta del Águila. Las opciones eran múltiples, pero ninguna se llevaba a cabo.
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