No hay más alianzas que las que trazan los intereses, ni las habrá jamás, «Antonio Cánovas del Castillo». Y con Trump de nuevo en el poder ha quedado claro. En su primera ronda como presidente ya dejaba ver que su cooperación con la Unión Europea no le agradaba porque la balanza de pagos le era desfavorable. Ahora no solo ha sido el desencuentro con la UE, también con la OTAN y nos deja perplejo con su alineamiento con Putin, dejando en entredicho al Art. 5 de la alianza atlántica que habla de la respuesta de todos los componentes caso de ser uno de ellos agredido, lo que se viene en llamar respuesta a las amenazas compartidas.

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