El crecimiento urbano dio lugar a la llamada «ciudad dormitorio». Se trata de sintetizar con ese nombre las características de lugares que crecen con residentes que trabajan en una gran ciudad cercana, sugiriendo que en estas ciudades más pequeñas no hay actividad económica propia más allá de pequeños negocios en las zonas residenciales. Alcalá es una ciudad que rehúye esta etiqueta, con razón, pues no encaja en ella.
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