España sufrió el lunes 28 de abril en sus propias carnes lo que padecen muchos barrios pobres de Sevilla a diario: un apagón que dejó sin servicios básicos a numerosas personas. Por unas horas, los españoles padecieron los problemas que experimentan en el Polígono Sur cuando la canícula aprieta en agosto o en febrero el desagradable frío del invierno sevillano te hiela hasta el alma. Ni televisión, ni frigorífico, ni climatización, ni luz por la noche. Igual que en el interior de la M-30 este lunes, pero sin el glamour de una fiesta de niños pijos en Malasaña, en la comodidad capitalina, ni el foco mediático de Ferreras. Y es que los barrios más pobres de Sevilla no les importan ni a los sevillanos. Esto es una triste realidad. En febrero de este año se alertó de 304 cortes de luz sin apenas relevancia informativa.
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