Editorial La Voz de Alcalá

El 21 de septiembre, San Mateo, se ha convertido en el Día de Alcalá más allá de las connotaciones religiosas que pueda tener la celebración. La gala de reconocimientos está ganando peso y existe cierto morbo o curiosidad por saber quiénes serán los galardonados cuando se va acercando la fecha. Pero, como en todos los ámbitos de la vida, existe margen de mejora. En este caso es amplio, pero debe hacerse un ejercicio de reflexión para detectar errores y oportunidades, para que toda Alcalá se sienta partícipe de este día. El protocolo sigue siendo deficiente. No parece lógico que la alcaldesa reciba uno a uno a todos los reconocidos, nueve en total, con largas esperas en el escenario entre un invitado y otro. A nivel estético y de ritmo del evento, deja mucho que desear. Quizás debería tomar como referencia el Día de Andalucía que cada año se celebra en el Teatro Maestranza de Sevilla.

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