En septiembre del pasado año llegaron a Alcalá 85 personas refugiadas. En el recibimiento se presenciaron escenas dantescas protagonizadas por vecinos alentados por organizaciones ultras, curiosamente sin implantación local. También partidos como Vox y PP tuvieron salidas de tono con las visitas de líderes provinciales y autonómicos. No ayudó en absoluto la falta de transparencia con la que el Gobierno de España abrió el centro de refugiados en Alcalá, un encargo que la CEAR realizó con discreción, tanta que provocó un efecto contrario al deseado. La falta de información generó miedo e incertidumbre.
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