El gobierno municipal y concretamente, la Delegación de Recursos Humanos, está sumida en un caos generado por el COVID-19 y, fundamentalmente, por la falta de previsión. Tras dos meses en estado de alarma y con la mayoría de los empleados municipales realizando teletrabajo, Recursos Humanos no ha sido capaz de articular un plan eficaz y consensuado para la incorporación progresiva de la plantilla municipal al trabajo presencial.
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