Esta plaza antigua, hecha y rehecha, en la que la pandilla de jóvenes quedaba los viernes, La Plazuela, ahora sin coches, vuelve a estar de moda, gracias a los bares, cafeterías y heladerías que permiten reunir por las tardes un gran número de personas, la mayoría niños pequeños que juegan a la pelota mientras sus padres disfrutan de una cervecita.
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