Hacerse mayor es duro. Cada día te visitan nuevos achaques. Tu entorno se ha vuelto incomprensible y hostil. Te desazona la fragilidad emocional de los jóvenes. En tu niñez, no había quebranto anímico que no tuviera solución inmediata por la expeditiva vía del alpargatazo. Presumes de lo bien que te ha ido en la vida a pesar de la dureza de tu infancia, o quizás gracias a ella.

CONTENIDO EXCLUSIVO

Hazte socio. Si ya lo eres y aún no tienes claves pídelas a socios@lavozdealcala.com

Si ya eres socio inicia sesión

Rafael Ojeda Rivero. Doctor en Medicina. Especialista en Anestesiología y Reanimación, que ha ejercido en el hospital Virgen del Rocío desde enero de 1990. Ha sido vicepresidente del Comité de Ética...