Si usted pregunta por ahí sobre la calidad ética e intelectual de sus conciudadanos, obtendrá por lo general juicios pesimistas. Nuestros jóvenes son vagos que no estudian ni trabajan y no respetan a sus mayores. Nuestros políticos son corruptos, incultos e incompetentes. Los empresarios son especuladores desalmados y los periodistas un gremio inmoral que se ven-de al mejor postor. Así podríamos seguir repasando todos los colectivos del planeta y no encontraríamos ni una sola muestra de sabiduría, laboriosidad o rectitud moral.
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