La pelea política en los últimos tiempos nos ha deparado el prescindible regalo de colar en nuestra convivencia con la actualidad la sucia pelea a garrotazos con que nuestros líderes políticos pretenden (y consiguen, me temo) camuflar la falta de argumentos y de compromiso con la solución de conflictos de que, ¡ay, omá!, adolecen.
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