Parece que va pasando, como todo lo epidérmico, el festival de ocurrencias y chistecillos sobre la ya famosa rampa de mi colegio, San Mateo. Mucho me temo que ha sido una muestra más del escaso rigor con que los medios tratan la realidad y del prescindible entusiasmo con que lo secundamos al otro lado de páginas, altavoces o, sobre todo, pantallas.
CONTENIDO EXCLUSIVO
Hazte socio. Si ya lo eres y aún no tienes claves pídelas a [email protected]
Si ya eres socio inicia sesión