Pienso, cuando releo algunos de estos textos que os escribo en mi pequeño recuadro mensual, que las palabras con las que los escribí pareciera que hubieran volado, no sé adónde. Están impresas en el papel de La Voz, con apariencia de fijeza, con su tinta ya seca y adherida a la superficie de la página… Precisamente por ello, pienso que en ellas confluyen nido y vuelo, aunque cuando vuelvo a mis palabras, las visito, no las encuentro, están volando, con sus alas y todo, haciendo piruetas en el aire o planeando, siguiendo los vientos hacia el horizonte. Sabido es que las palabras una vez escritas y, sobre todo, después de publicadas ya no pertenecen a la escritora que las eligió para expresar conceptos, pensamientos, historias, o reflexiones…, sino al lector. A ti mismo que lees estas palabras sobre la palabra.
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