Ya no me acuerdo si venía dentro de un sobre o no. El caso es que me extrañó ver nada más abrir la puerta de mi casa una carta escrita a mano. Venía junto a un prospecto y lo primero que pensé es que se trataba de una fotocopia. Pero no, escrita en letrilla inglesa, como se hacía antiguamente cuando se enseñaba caligrafía en las escuelas, tenía sus huellas y marcas en el papel. No cabía duda de la autoría manual del que la firmaba. Era la carta de un testigo. De Jehová. Venía a decir que había estado en casa y como no encontró a nadie escribió estas palabras.

CONTENIDO EXCLUSIVO

Hazte socio. Si ya lo eres y aún no tienes claves pídelas a [email protected]

Si ya eres socio inicia sesión

Periodista del diario ABC desde 1989. Alumno becado por el Foreign Office en Londres, fue profesor de Opinión Pública en el Instituto Europeo de Estudios Superiores de Madrid