Y no merece más que elogios esta iniciativa de velar por lo más sagrado junto al Castillo de nuestro patrimonio: el río y sus ingenios harineros. El paseo por donde se aprecian los molinos de Oromana, San Juan y Benarosa es de los más cuidados y mimados. Es la zona «vip», donde se talan los árboles, se plantan nuevas especies, se barre casi a diario y con más afán se emplean los de mantenimiento. No obstante, hay que andar con ojo.
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