El término estiar no aparece hoy en la RAE porque hace mucho tiempo que dejó de usarse. Como ocurre con tantas otras palabras, este precioso verbo pasó de un uso más o menos común a ser sustituido por otros sinónimos parciales que le hicieron deambular moribundo durante una época hasta ser abandonado definitivamente en el olvido. Sí aparecía el término, claro, en el Diccionario de Autoridades (primer diccionario publicado por la Real Academia Española) del lejano y enciclopedista –y muy antiguo y muy moderno– siglo XVIII. Allí se explicaba que el término estiar procede del latino Stare y que significa pararse, detenerse, estarse quieto.
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