Cal, albero, madera, ladrillo, teja y pintura verde (verde puro y vivo) para los hierros fueron seguramente los materiales utilizados en su día para construir la Casa del Guarda junto al molino, en el mismo corazón del parque. Y todos esos materiales –si no exactamente, sí su perfecta evocación– son los que se le aparecen hoy al paseante que va o viene atravesando las riberas en busca de su tiempo, de su solaz, cuando llega a la altura del viejo arco de Oromana, que ahí sigue, como ayer, desvelando nuestra verdadera estatura.
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