No hay en nuestro pueblo quien vuelva estos días de su paseo ribereño sin una exclamativa entre los labios: «¡Cómo está el parque! Es para verlo». Y es que la admiración es un hecho. Tras las lluvias de marzo, ha llegado el mes de abril con una luz de génesis que enciende las cosas sólo con rozarlas. Y a lo largo del parque, aquí y allí, van estallando púrpuras y blancos, violetas y amarillos. Y es todo una explosión de verdes y un escándalo de ruiseñores celebrando el espectáculo del agua.

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Licenciado en Historia en la Universidad de Sevilla. Profesor de Lengua y Literatura, Geografía e Historia en Secundaria y Bachillerato. Lector atento de lo de aquí para llegar desde lo cercano hasta...