Las fábulas de Esopo en la antigua Grecia han sido una oportunidad para educar, mediante la reflexión y de una manera divertida, a numerosas generaciones de infantes y personas adultas sobre valores humanos como la solidaridad, el esfuerzo, el cuidado, la modestia y otros muchos o también sobre vicios menos loables como la envidia, la avaricia, la mentira, la arrogancia, la soberbia y un largo etcétera. Sus moralejas nos sirven de lección, pero también de advertencia. Y este es el caso de la fábula sobre «el caballo, el ciervo y el cazador», que nos advierte de las amistades peligrosas y del riesgo de caer víctimas de ellas.
«Un caballo decidió vengarse de cierto venado que le había ofendido y emprendió la persecución de su enemigo.

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