Nadie quiere vivir una guerra, ni siquiera esa ínfima minoría que la provoca. Las inmensas mayorías de ciudadanos del mundo, de españoles, de andaluces, de Alcalá… no quieren la guerra porque es este un sentimiento profundo, casi genético del ser humano… mucho mayor que la parte pequeña que aún nos queda, como animal que fuimos, usando la violencia salvaje. Por eso las mayorías no quieren la guerra.

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