A mi hijo mayor le gusta enseñarme los resúmenes de literatura que trae como deberes a casa. El del otro día era «La huida mortal», un fragmento de «Obabakoak» de Bernardo Atxaga. Una historia que reconocí de inmediato y, a la par, satisfizo mis aspiraciones y compromiso parental. Porque, como cualquier otro padre, uno persigue con ahínco alcanzar el estándar ideal de crianza y educación de los hijos. Y así, por más que yo conociera la historia gracias a uno de los capítulos de «De la seducción» de Jean Baudrillard que no es precisamente una lectura adecuada para un preadolescente, la ventaja de conocer el desenlace se me antojó como una buena oportunidad para conversar e imaginar juntos. Basado en uno de los cuentos de «Las Mil y una noche», es la historia de aquel criado de un rico mercader que huye de la muerte en Ispahán y otros ubican en Samarcanda. Además, la tarea pasaba también por buscar otro final, y entonces descubrimos que el propio Atxaga dispuso de una oportunidad para el pobre criado que nos dejó aún más alucinados…

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